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    Reiki es un sistema de curación por imposición de manos. Sólo a través de la canalización mental podemos adquirir informaciones anteriores a las crónicas escritas y si bien el material captado por esta vía no deja de tener un carácter controvertido, siempre es interesante y da qué pensar aún, no siendo posible la verificación.

     

    Historia del Reiki

     

    El Reiki es parte de todos nosotros. Antiguamente, los niños en la civilización Mu recibían la formación del primer grado de Reiki en la escuela elemental, y la del grado II en lo que hoy conocemos como Bachiller. En cuanto al nivel Reiki III, lo recibían los pedagogos o quien fuera que manifestase interés.

     

    Cuando los representantes de esta cultura abandonaron el continente MU para ir a poblar la India y El Tíbet llevaban el Reiki con ellos. En el siglo XIX, un japonés habiéndose propuesto averiguar cómo curaban Jesús y Buda, redescubrió en los ancestrales fragmentos de la antigua cultura Sirvaita las enseñanzas esotéricas de la india.

     

    La historia del Reiki tradicional empieza a mediados del siglo XIX con Mikao Usui, decano de la universidad de Doshisha de Kioto, sacerdote cristiano a quien sus alumnos interrogaban acerca del método de curación mediante el cual sanaba Jesucristo. Usui emprendió por su cuenta una investigación que duró diez años y le permitió redescubrir y aprender esa técnica. En aquel tiempo las jerarquías cristianas de Japón le advirtieron que no debía hablar de tal procedimiento de curación, y mucho menos darlo a conocer, entonces Usui desvió sus investigaciones a través del Budismo. Los monjes budistas le dijeron a Usui que el antiguo método de curación se había perdido y que no existía otra vía de aproximación sino las de las enseñanzas budistas.

     

    Más tarde Mikao Usui se traslada a los Estados Unidos donde reside durante siete años. Allí, mientras estudiaba en la facultad de Teología de la Universidad de Chicago, aprendió a leer sánscrito, el antiguo idioma litúrgico de la India y El Tíbet. Usui seguía sin hallar respuestas. A partir de aquí no se registra ninguna nueva mención a su persona como cristiano o sacerdote, sino como budista residente en un monasterio zen a su regreso a Japón.

     

    Al tratar de verificar estos datos, el maestro de Reiki William Rand no halló ningún registro de la estancia de Mikao Usui en la universidad Doshisha ni como decano, catedrático o estudiante. Tampoco existe constancia en la Universidad de Chicago, por lo que podríamos admitir la especulación según la cual esas peripecias cristianas fueron añadidas en Occidente para conferir verosimilitud a las sorprendentes fuerzas Reiki desde el punto de vista norteamericano.

     

    Mikao Usui regresó a Japón e ingresó en el monasterio budista Zen donde había hallado los textos que describían la fórmula terapéutica, aunque no incluían la manera de activar energía, ya que los Sutras, y de forma intencionada, la omitieron con el fin de que estos recursos no cayeran en manos indignas. Hawayo Takata describe el suceso en estos términos:

     

    Continuó estudiando el sánscrito y llegó a dominarlo, no sin grandes esfuerzos. Tras lo que entendió que la fórmula era sencilla como la luz de cada día. Como dos y dos son cuatro. Y entonces se dijo, ya está, ya la he encontrado, ahora hay que interpretarla, porque esto se escribió hacer 2500 años, es para mí una prueba a la que debo someterme. (Hawayo Takana –‘The HIstory of Reiki as told’ by Mrs. Takata) La prueba consistió en tres semanas de meditación, ayuno y oraciones en el monte Koriyama.

     

    Tras elegir el lugar para la meditación amontonó ante si veintiún guijarros, uno por cada día, lo arrojaba al término de la jornada para no perder la cuenta del tiempo transcurrido. La madrugada final de su prueba, en la hora más oscura antes del amanecer, Usui vio una especie de proyectil luminoso que se dirigía hace él, su primera reacción fue la huida, pero luego lo pensó mejor y decidió aceptar las cosas tal como vinieran como respuesta a su meditación, aunque le fuera en ello la vida. El rayo le hirió en el tercer ojo y perdió el conocimiento unos instantes, luego vio ‘millones y millones de burbujas con los 7 colores del arcoíris’ y finalmente los símbolos del Reiki como si los hubiesen proyectado en la pantalla. A medida que iba visualizando cada uno de los símbolos recibió la información sobre cómo se utilizaba cada uno de ellos para activar la energía salutífera. Así se produjo el primer alineamiento o iniciación Reiki por redescubrimiento psíquico del método ancestral.

     

    Mikao Usui bajó del monte Joriyama sabedor de cómo curaba Jesús y Buda. En el camino del descenso tuvo experiencias tradicionalmente conocidas con el nombre de los cuatro milagros. El primero fue que mientras andaba se golpeó el dedo gordo del pie con una piedra, lo primero que hizo por instinto fue sentarse y tomar el dedo entre las manos. Las palmas de estas se calentaron y el dedo herido curó. Una vez abajo entró en una hostería y pidió una comida abundante, lo que resultaba una gran imprudencia por parte de quien había guardado veintiún días de ayuno sin tomar nada más que agua, pero a él no le hizo daño. El tercer milagro fue que la tabernera tenía dolor de muelas y él la curo tomándole la cara entre las palmas de las manos. Por último, cuando regresó al monasterio le dijeron que El Lama estaba acostado con un ataque de artritis, también lo sanó.

     

    A esta energía Usui le puso el nombre de Reiki, que significa fuerza vital universal, y se dispuso a utilizar el método en los barrios de los mendigos, contrahechos, mutilados y afligidos. Él los curaba y les instaba a que iniciasen una nueva vida, pero el caso fue que siempre veía a los mismos pedigüeños. Al comprobar que las personas a quienes curaba preferían seguir mendigando en vez de ganarse la vida honradamente, se desanimó y abandonó aquellas barriadas.

     

    Hoy en día estas experiencias de Usui con los mendigos suelen aducirse para justificar el precio elevado de la enseñanza Reiki diciendo que las gentes sólo agradecen la curación cuando han tenido que pagar por ella.

     

    Mikao Usui emprendió una existencia de peregrino, recorrió el Japón a pie portando una antorcha y enseñando. De esta manera conoció a Chujiro Hayashi, oficial de la armada en situación de reserva. En 1925 y a la edad de cuarenta y siete años, Hayashi recibió de Usui la formación Reiki en grado de maestro y se convirtió en el sucesor de Mikao Usui. Éste último falleció en 1930 habiendo creado unos dieciséis o dieciocho maestros de Reiki de los que, con excepción de Hayashi, se desconoce el nombre.

     

    En cuanto a éste, formó equipos de practicantes, hombres y mujeres, entre los cuales había dieciséis maestros e inauguró un centro clínico en Tokio donde los sanadores trabajaban en grupo con los pacientes, los cuales permanecían allí en régimen de internado. Los sanadores Reiki también acudían a las casas de los enfermos que no pudiesen trasladarse a la clínica. En 1935 acudió a la clínica, el centro Shina No Machi, de Chujiro, buscando la curación Hawayo Takata.

     

    Hawayo Daeamuru (nombre de soltera) nació el 24 de diciembre de 1890 en Hanamaulu, de la isla de Kaua. Procedía de una familia de cortadores de piña y siendo demasiado diminuta y frágil para el trabajo en la plantación, empezó a trabajar cuando era todavía alumna de la escuela elemental. Cuidó niños y fue vendedora de refrescos. Cuando acabó la escuela se colocó de criada en la casa grande, es decir, la del rico y poderoso amo de la plantación. Allí vivió durante 24 años y alcanzó posiciones de confianza y responsabilidad como ama de llaves y contable; allí también conoció al administrador Saichi Takata, con quien se casó en 1917. Fue un matrimonio feliz y tuvieron dos hijas. Saichi Takata murió de un ataque al corazón en octubre de 1930 a los treinta y dos años de edad. En el decurso de los cinco años siguientes Hawayo Takata, viuda y con dos hijas de corta edad a su cargo, sufrió agotamiento nervioso y varias afecciones físicas graves. Se le diagnosticó una enfermedad de la vesícula biliar que requería intervención quirúrgica, pero debido a una insuficiencia respiratoria crónica la anestesia representaba un grave peligro. Su salud se deterioraba cada vez más; por un lado, le decían que la operación era imprescindible para salvarle la vida y por otro que la operación tal vez la mataría. En 1935 falleció una hermana suya y Takata viajó a Tokio para notificarlo a sus padres que habían vuelto a residir allí, a continuación, ingresó en el hospital Maeda de Akasaka.

     

    Estuvo interna en el hospital varias semanas durante las que le diagnosticaron una apendicitis y un tumor, además de cálculos biliares, por lo que la única solución era la operación. La noche antes de la intervención oyó una voz que le decía:” La operación no es necesaria “, varias veces y poniéndose en pie le dijo al cirujano que no quería ser intervenida y le preguntó si existía alguna otra manera de curarse. EL médico le dijo que sí, y le hablo de la clínica Reiki de Chujiro Hayashi, donde una hermana del cirujano había sido curada por los sanadores y había recibido formación Reiki. Acudió a la clínica el mismo día.

     

    Takata quedó interna y en el plazo de cuatro meses sanó completamente en cuerpo, mente y espíritu. Solicitó la formación Reiki pero le fue denegada en principio, no porque fuese mujer como suele decirse, sino por ser extranjera. En aquel entonces Hayashi no deseaba que la práctica de la curación Reiki se divulgase fuera del Japón.

     

    Acabó por ceder, de manera que Hawayo Takata recibió su formación Reiki en primer grado en la primavera de 1936. Entró a formar parte de los equipos sanadores que trabajaban en la clínica; en 1937 recibió el grado Reiki II y regresó a Hawái. Había permanecido en el Japón dos años.

     

    Su primera clínica Reiki estuvo en Kapaa y tuvo éxito en su actividad, tras conseguir una licencia como quiromasajista para evitar el acoso legal de las autoridades.

     

    En invierno de 1938, Chujiro Hayashi visitó a Takata en Hawái y emprendieron juntos una gira de conferencias; en esta oportunidad recibió de él la formación de Reiki III y el 22 de febrero de 1938 el grado de maestra. Designándola públicamente sucesora suya. En 1939 inauguró su segundo centro terapéutico en Hilo. Una mañana de 1941, Takata despertó sobresaltada y tuvo la visión de Hayashi de pie junto a la cama. Entonces supo que ésta era la llamada anunciada por él y embarcó hacia Tokio.

     

    Cuando Takata llegó a la clínica Reiki Chujiro Hayashiu le anunció la inminencia de una gran guerra, y dijo que perecerían en ella todos los iniciados y que la clínica tendría que cerrar. Chujiro acababa de ser movilizado en tanto que era oficial de la armada, pero como su condición de sanador y de médico le prohibía quitar la vida a otros seres humanos, había decidido aceptar su propia muerte. De ahí la necesidad de convocar a Takata con urgencia.

     

    El 10 de mayo de 1941 en presencia de sus alumnos, Chujiro Hayashi detuvo su propio corazón por medios psíquicos y murió. La gran guerra que había predicho fue la segunda guerra mundial y en efecto, la disciplina Reiki dejó de estar disponible en el Japón.

     

    Gracias a Takata quedó preservada la continuidad del Reiki. Después de implantarlo en Hawái, lo introdujo en los demás estados norteamericanos y luego en Canadá y en Europa.

     

    Hawayo Takata falleció el 11 de diciembre de 1980.

     

    El Reiki ha experimentado varios cambios en Occidente desde la muerte de Hawayo Takata.

     

    La sucesora y nieta de Takata, Phyllis Furumoto, ostenta el título de Gran Maestra de Reiki y tradicional Usui. Sin embargo, las técnicas y métodos de enseñanza han cambiado y se han desarrollado varias ramas de Reiki. Cada una de éstas afirma poseer exclusivamente el único sistema correcto, pero la verdad es que todas funcionan en la medida en que derivan de las mismas enseñanzas.

     

    El Reiki tradicional Usui o Usui Reiki Ryoho es probablemente la más próxima a aquí que sacó del Japón Hawayo Takana.

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