¿Qué son las Flores de Bach?
Las Flores de Bach están formadas por 38 flores, cada una de ellas, dirigida a tratar distintos estados mentales o emocionales. No tratan directamente enfermedades físicas, pero devuelven la armonía a la mente y permiten que las defensas naturales del cuerpo actúen con mayor facilidad. Tratan los sentimientos y no las consecuencias que de ellos se derivan. Es una solución para toda la vida.
Historia
El Dr. Bach pensaba que había una relación directa entre las emociones y la salud. “La enfermedad es una especie de consolidación de una actitud mental determinada”. En la vida diaria puede observarse cómo los pensamientos, los sentimientos y las creencias de una persona pueden tener repercusiones físicas.
‘Lo que conocemos como enfermedad es el estado final de un trastorno más arraigado’
Las esencias florales constituyen un sistema de curación que se asienta sobre la base de que la enfermedad es el resultado de un desequilibrio emocional y si éste persiste, se produce la enfermedad a nivel orgánico. Su origen no hay que buscarlo en el cuerpo donde aparece, sino en cómo ve y vive la vida el que la sufre. Para Bach, lo importante no es la enfermedad sino la actitud del ser que la padece, así que afirma que «lo que importa es restablecer la armonía psíquica y emocional para ayudar a sanar verdaderamente a nuestro cuerpo».
La enfermedad es, por esencia, fruto de un conflicto entre alma y mente, en este caso Bach entiende por alma el lugar donde está escrito el camino que debemos seguir para evolucionar. Quien se interpone en el camino del conocimiento es la propia mente, condicionamientos familiares o sociales. La enfermedad no es perjudicial ni cruel, es una llamada de atención.
Las inarmonías mentales que están en la base de la enfermedad son el orgullo, la crueldad, el odio, el egoísmo, la ignorancia, la inestabilidad y la codicia, estas son las auténticas enfermedades siendo su continuidad y persistencia lo que precipita en el cuerpo los resultados perjudiciales que conocemos como enfermedad. El conflicto habrá de reflejarse en el cuerpo físico. La enfermedad orgánica es el producto final, la última etapa de algo mucho más profundo.
¿Cuándo empiezan a hacer efecto las Flores?
Depende, funcionan enseguida cuando se trata de situaciones agudas que no están muy arraigadas en largos procesos de desequilibrio. Cuando se trate un problema crónico, así como en los casos de desequilibrio que ya forma parte de la personalidad, suele costar algo de tiempo llegar hasta el fondo y empezar a sentir los efectos.
Cada persona es distinta, pero lo general se comienza a mejorar a partir de la tercera semana que es el tiempo que suele durar un frasco de tratamiento y momento en el que hay que valorar si cambiamos algunas flores o mantenemos la fórmula. Con los problemas profundamente arraigados, puede llegar a pasar mucho más tiempo antes de observar cambios significativos.
No se corre ningún peligro por tomarse de forma continuada, ni crean dependencia. Tan pronto los problemas desaparezcan y la persona se encuentre con un equilibrio para afrontar la vida puede dejar el tratamiento.
A lo largo de la vida nos suceden cosas que pueden causarnos una profunda impresión. Con el tiempo aparecen los problemas emocionales, con la causa original escondida bajo muchas capas (pelar la cebolla). Puede resultar incómodo o incluso peligroso entrar de lleno en el meollo de la cuestión, sobre todo cuando la persona no está preparada para enfrentarse a asuntos que pueden estar enterrados en el fondo de su mente.
Las Flores se acercan al problema poco a poco, empezando por el aspecto más superficial de éste. De esta forma cuando se llega al centro de la cuestión, el paciente está preparado para enfrentarse con tranquilidad. Por este motivo las Flores deben de seleccionarse en función de lo que uno ve. Mientras las Flores hacen su trabajo, los estados negativos más profundos saldrán por sí solos de forma clara. A veces al tomar las Flores el paciente es la última persona que se da cuenta que le están haciendo efecto.
‘Ninguna medicina sana si no estamos dispuestos a sanarnos’.