Mi nombre es Ornella, instructora de mindfulness familias y educadores, técnico en Control de estrés y coherencia cardiaca, pero ante todo y sobre todo soy mamá de una preciosa niña de 14 meses.

 

Aunque llevo años practicando mindfulness transpersonal en diferentes ámbitos de mi vida, el embarazo fue el momento donde más disfruté, y donde experimenté unos resultados maravillosos durante y después.

 

No voy a hablar de mi ciclo de gestación, pero como muchas madres que me estaréis leyendo en este momento pase cada trimestre de una manera diferente. Desafortunadamente, mi salud física no me acompañó como me hubiese gustado durante todo el proceso. Por ello, tuve que prestar doble atención a mi parte emocional, donde me encontraba radiante y feliz, pues mi estado era algo buscado y esperaba a mi hija con todo mi amor. A su vez era consciente de que había muchas condiciones adversas que podrían en algún momento fracturar lo que para mí era la espera más bonita de mi vida.

 

El estrés durante el embarazo

 

El estrés es algo que nos afecta a un porcentaje altísimo de la población y cada vez es más conocido y experimentado incluso en los niños de muy corta edad. Por ello, quiero compartir en este artículo algunos de los datos basados en ensayos clínicos sobre los efectos del estrés en las embarazadas y de cómo el mindfulness puede ayudar a gestionarlo.

 

Pero lo importante a destacar es que el embarazo es un acto donde se manifiesta la magia de la vida, donde la madre va a tener que ir adaptándose a los cambios, al igual que el progenitor que juega un roll muy importante en el desarrollo. La forma de vivir estos cambios en los papás juega un papel determinante en el desarrollo afectivo del bebé a nivel psicoemocional y biológico.

 

Las mujeres cuando estamos embarazadas sufrimos un estrés especifico que son los miedos respecto al embarazo. Esos miedos van asociados a si vamos a ser capaces de llevar el embarazo a término, si la salud va acompañarnos o si seremos válidas de cumplir el rol materno.

 

Método mindfulness

 

En la parte de inicio de la gestación es donde el estrés produce más impacto sobre nosotras. Aunque el vínculo materno filial es un proceso psicológico que se establece después del nacimiento del bebé, durante el parto las mamas comenzamos a generar actitudes, emociones y pensamientos de carácter positivo hacia nuestro pequeño que culminan siento nuestra primera interacción con nuestro bebé. No todas las mamás desarrollan este sentimiento positivo durante el parto. Estos sentimientos pueden variar siendo adversos; extrañeza, indiferencia, felicidad, muy diversos en función de la situación personal y las circunstancias asociadas al momento de la concepción, de cada pareja.

 

Por lo tanto, la maternidad no siempre es un acontecimiento de felicidad y maravilloso. Un vínculo materno-filial mal gestionado, puede tener consecuencias a largo plazo en la conducta emocional de nuestro hijo.

 

Por lo que el método mindfulness nos ayudará a la autorregulación de la ansiedad y del estrés. Pero también nos potenciará el sentimiento de amor, felicidad y bienestar, si este por suerte ya ésta presente en nuestro ciclo. Podemos ampliar nuestra capacidad de amar y reforzar nuestro pensamiento positivo.

 

No podemos estar felices si no estamos psicológicamente equilibrados, y autogestionar nuestras emociones es una manera poderosa de asegurar y proteger las emociones también de nuestro bebé, que en un futuro determinarán muchas cosas en su personalidad y emoción. Esto ayudará a evitar apegos insanos, miedos e inseguridades.

 

Llevar a la práctica mindfulness durante el embarazo, nos ayuda a equilibrar con cuatro áreas importantes atención, emoción, intención, motivación haciendo que nuestra gestación sea más estable y autonómica emocionalmente.

 

«Somos conscientes solo de aquello que atendemos y aquello que somos conscientes constituye nuestra experiencia vital”

 

Estudios y ensayos

 

Todos los datos sobre ensayos y estudios reflejados en este articulo y muchos más son compartidos por el Doctor Santiago Segovia (psicólogo, decano facultad psicología y creador de diversas técnicas de meditación para embarazadas en sus múltiples artículos y libros).

 

Según un estudio realizado a 1522 mujeres embarazadas que habían recibido atención prenatal durante el periodo del 2004 al 2008 se puso de manifiesto que el 78% de ellas sufría estrés psicoemocional.

 

Se ha comprobado en diferentes estudios que las hormonas que segregan durante la ansiedad y el estrés (adrenalina y corticosteroides, respectivamente) atraviesan la barrera placentaria de manera que el embrión y el feto son vulnerables a posibles efectos indeseables de estas hormonas. Esto significa que el embrión o el feto de una madre estresada está expuesto al mismo clima hormonal al que está expuesta la madre debido al estrés. Estos cambios hormonales en la madre resultan en una programación en el feto cuyas consecuencias pueden advertirse durante el desarrollo postnatal, e incluso en la edad adulta.

 

El desarrollo científico sobre los posibles efectos del estrés durante el embarazo es numeroso, y muchos de ellos se han realizado con animales. El estrés afecta sobre las funciones cognitivas y afectivas. Por ello sabemos que el estrés prenatal incrementa la vulnerabilidad al estrés cuando las crías ya son adultas y que además de causar bajo peso al nacimiento, el estrés sufrido durante la gestación deteriora las habilidades para aprender a extinguir el miedo.

 

El ruido es también un factor del estrés durante la gestación, causando en la vida postnatal ansiedad y deterioro de memoria, afectando incluso al reconocimiento de objetos.

 

Otro estudio nos revela que la ansiedad sufrida entre la semana 12 y 22 gestación se asocia con síntomas depresivos solo en niños. Mientras que la ansiedad experimentada por las madres en un período comprendido entra la semana 15 y 37 de gestación se asocia, a una edad comprendida entre 6 y 9 años, con un control inhibitorio en las niñas y menor ejecución de memoria visoespacial en Niños y Niñas (Buss y Col. 2011)

 

El estrés prenatal durante el 3º trimestre de gestación incrementa significativamente el riesgo de que los hijos padezcan trastorno espectro autista y trastorno déficit de atención e hiperactividad (Class y Col, 2014)

 

En otros múltiples ensayos

 

Se reclutó una muestra de 13.867 mujeres embarazadas, este estudio puso de manifiesto en relación con la ansiedad sufrida en la semana 32 de gestación la aparición de hiperactividad y déficit en los hijos de cuatro años, observándose la persistencia de este problema a los siete años de edad.

 

Hay otros estudios que se observó que altos niveles de ansiedad durante la semana 18 de gestación estaba asociada a una mayor incidencia de Zurdos o con problemas de Lateralidad.

 

Además, los niños que habían sufrido estrés en el útero presentaban mayor frecuencia un estilo evitativo de afrontamiento de situaciones problemáticas y menos apoyo social.

 

Estos datos sobre ensayos y pruebas que compartimos contigo son solo un fragmento de una gran parte de la literatura sobre este tema, pero esperamos que sea lo suficiente y te hayamos despertado la curiosidad o necesidad de comenzar a practicar mindfulness en tu día a día o comenzar ahora que vas a ser mama, y así prevenir las consecuencias indeseables que el estrés materno puede tener sobre la salud física y mental de tus hijos a corto y largo plazo.

 

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Te agradecemos este ratito que has dedicado a leernos y te deseamos un feliz presente.

 

Ornella de la Torre