Cada persona es distinta, pero lo general se comienza a mejorar a partir de la tercera semana que es el tiempo que suele durar un frasco de tratamiento y momento en el que hay que valorar si cambiamos algunas flores o mantenemos la fórmula. Con los problemas profundamente arraigados, puede llegar a pasar mucho más tiempo antes de observar cambios significativos.
No se corre ningún peligro por tomarse de forma continuada, ni crean dependencia. Tan pronto los problemas desaparezcan y la persona se encuentre con un equilibrio para afrontar la vida puede dejar el tratamiento.
A lo largo de la vida nos suceden cosas que pueden causarnos una profunda impresión. Con el tiempo aparecen los problemas emocionales, con la causa original escondida bajo muchas capas (pelar la cebolla). Puede resultar incómodo o incluso peligroso entrar de lleno en el meollo de la cuestión, sobre todo cuando la persona no está preparada para enfrentarse a asuntos que pueden estar enterrados en el fondo de su mente.
Las Flores se acercan al problema poco a poco, empezando por el aspecto más superficial de éste. De esta forma cuando se llega al centro de la cuestión, el paciente está preparado para enfrentarse con tranquilidad. Por este motivo, las Flores deben de seleccionarse en función de lo que uno ve. Mientras las Flores hacen su trabajo, los estados negativos más profundos saldrán por sí solos de forma clara. A veces al tomar las Flores el paciente es la última persona que se da cuenta que le están haciendo efecto.
Ninguna medicina sana si no estamos dispuestos a sanarnos.
Ornella nos habla de las propiedades de la terapia floral de una manera sencilla y practica :